Michael Moore siempre es apuesta segura. Cuando vas a ver una de sus película sabes que encontraras polémica, crítica, denuncia y sobretodo ironía a cinismo a rabiar. Su última película no defrauda. Más allá de la ideología, como ya tocó en su Fahrenheit 9/11, este documental sobre la salud pública en el país americano demuestra hasta donde puede llegar la precariedad unida a la falta de sentido común en el país más poderoso del planeta.
No hay concesiones. La película comienza ya desde el principio mostrando la crudeza del vil sistema sanitario americano. Si tienes seguro, no tienes problema (aparentemente, porque veremos que todo es cuestionable), si no lo tienes, ¡ay amigo! estás bien jodido. Los testimonios de los entrevistados erizan la piel a cualquiera, parece mentira que en el mundo en que vivimos, todavía haya partes del que llamamos mundo civilizado en el que ocurran estas cosas y la gente tenga que gastarse los ahorros de decenas de años para poder tratarse unas simples anginas.
Pero no solo de tener o no tener seguro se trata... sino de poder acceder a dichos seguros, pues las compañías ponen unas trabas a los candidatos que son de autentica vergüenza. Desde el chico alto y delgaducho jugador de baloncesto que no puede tener seguro porque según ellos tiene su salud en constante riesgo, hasta el caso contrario, una chica bajita y rellenita que, igualmente según ellos, pone su salud en peligro día sí y día también. Pero no queda ahí la cosa, Moore nos lleva de viaje por diversas zonas del mundo para, en comparación, observar detenidamente cómo funciona el sistema sanitario. Pero no va solo, le acompañan un grupo de americanos enfermos... enfermos por haber colaborado en el desescombro de la zona cero de las Torres Gemelas que quedó devastada el 11 de Septiembre de 2001.
Viendo piezas como esta, al igual que los documentales anteriores del gordo Moore, uno se pregunta hasta que punto la información está mediatizada, espectacularizada y en definitiva, reconducida para que el espectador piense lo que el autor quiera que piense... y en casos como el de la subida de George W. Bush al poder me parece perfectamente cuestionable, pero en este caso, en el que la salud de millones de personas está en juego, pienso que, por mucha mediatización que haya, por mucha información que no se nos muestre, es humanamente imposible defender de ninguna forma el hecho de que 45 millones de personas en el país más rico y más poderoso del mundo estén sin cobertura médica.
Una película necesaria, que ha hecho mucho daño en EEUU, y que da una bofetada a la moral, a la ética y a toda la manera de pensar americana. Bravo por el gordo Moore.
Desde 1969 diversas generaciones de venezolanos se han sorprendido al conocer algunas de las aristas más asombrosas del mundo que nos rodea, a través de los textos de Rafael Sylva, productor general de este escuchado espacio radial.
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