Una visión desde dentro y a pie de calle de lo sucedido en esa ciudad Palestina a lo largo de una semana del mes de agosto del año 2004. La cámara se acerca a la realidad de niños que juegan a ser soldados de un ejército tan solo armado de piedras y razones. En medio de las bombas y los disparos del ejército israelí se establece un diálogo con soldados que parecen a veces más asustados que sus propias víctimas. La cámara, junto a un grupo de paramédicos y activistas internacionales, sigue los pasos del ejército en su registro de la ciudad casa por casa. Al mismo tiempo la presencia internacional actúa como "testigo ocupante" del espacio de impunidad en el que Israel se comporta habitualmente.
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